jueves, 11 de julio de 2013

EL HOMBRE Y SUS ESPEJOS
Una habitación en penumbra
mojada por una tarde plateada
de esas de un abril lluvioso y lento.
En el centro una mesa y las sombras
de rostros que se aman con miradas…
(tras el cristal el sol se escapa soñoliento).
El viento húmedo está azorado
erra airoso por el espacio enclaustrado
mientras su moverse esponjoso
se hace eco del abril brumoso.
Sobre la mesa las manos se entrelazan
y los que algún día estarán muertos
persisten en reconocerse en sus recuerdos
(tras el cristal el sol ya muere entre lamentos)
Sus cuerpos son como agua y el pensamiento
de cada uno se complace en el del otro
brilla la alegría y el resentimiento
de puro inútil quedó obsoleto.
Un enigma remueve los sesos
al viento lento del abril lluvioso:
(el sol ya hace tiempo que escondió su rostro)
¿qué será ese mirar honesto
(dice el viento)
entre los hombres y sus espejos?

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